Dirección y espacio escénico: Alejandro Camacho M.
Coreografía e intérprete del video: Virginia Amarilla
En escena: Luz María Márquez
Vestuario: Carlos Brown
Video y fotografía: Mariana Rey
Asistente de producción: Salomé Tovar
Producción: La Máquina de Teatro, Máquina Escénica A.C., Teatro a Pulso
Presentación: Museo del Chopo, Universidad Nacional Autónoma de México
Mayo 2013
Inspirados en el espíritu de Hedda mirándola a través de una ventana. Intentamos descubrir, mediante el cuerpo del performer la envidia, la impotencia, el aburrimiento, la cobardía y la agonía imperceptible. Aparece de forma alegórica, una entrevista sobre las vidas de la madre Susana Márquez y abuela del director Luz María Márquez, quien posteriormente se une al espacio escénico en la tercera etapa de la presentación.
Nunca sintieron envidia, nunca se sintieron aburridas, nunca se sintieron juzgadas u observadas, nunca pensaron en suicidarse. Estos sentimientos abrieron un espacio de fortaleza, de prejuicio y feminidad. Las tres mujeres acentúan el alma femenina, en las fuerzas contradicctorias: fortaleza y la desolación.
El proceso de la pieza se dividió en 3 partes:
La primera interpretada en escena por Virginia Amarilla motivada por la entrevista a Luz María Márquez.
En la segunda etapa se invirtieron los roles, Luz María Márquez no solo revela su anécdota a voz, si no que vemos en escena la fuerza de la experiencia y el presente de aquella joven que narra su vida hasta el presente, respaldada por un video-danza interpretado por Virginia Amarilla quien teje un puente de imágenes entre Hedda, el pasado y el presente de Luz María.
La tercera etapa cierra el ciclo predeciblemente juntando a las dos interpretes en escena con una coreografía contemporánea que después de todas la reflexiones personales, físicas y anecdóticas mostraran solamente a una mujer.
Hedda Gabler es un personaje del escritor y dramaturgo noruego Henrik Ibsen, la cual no respetaba los ideales y la moral de la mujer de finales del siglo XIX. Esta obra es el estudio de una mujer obsesionada con el aburrimiento en que naufraga su vida "(...) a veces creo que sólo sirvo para una cosa en este mundo (...) para aburrirme mortalmente" afirma en el acto II. Se destruye a sí misma y al tiempo destruye total o parcialmente las vidas de los demás.
Este personaje es considerado una de las personalidades teatrales más complejas y dinámicas de todos los tiempos, en ella Ibsen deposita una refinada maldad unida a un intelecto brillante. Los sufrimientos interiores de Hedda Gabler se topan a menudo con su cobardía social "Soy cobarde. Terriblemente cobarde".